lunes, 22 de julio de 2013

GAMONEU

Gamoneu, como topónimo, hace referencia a una tierra de Gamones, planta tradicionalmente utilizada para saciar la voracidad del apetito del gochu*, criatura, por otra parte, que tantas hambres va apaciguando.

Y es que igual que del gochu se aprovecha todo, del gochu nos aprovechamos todos: come gochu el rey como come gochu el cortesano. También come gochu el artesano que, con manos ásperas, da forma a la que dicen los paladares mas críticos es, junto con el Cabrales, patrimonio intangible y tastiable* de la humanidad, una humanidad que hace tiempo dio la espalda al caótico terreno donde se esconden las majadas de la añeja factoría del Cornión, occidental de los macizos de aquellos vigías llamados Picos de Europa. Los rigores de una vida de anacoreta activo y las fauces de un can llamado lobo, algo habrán tenido que ver en todo esto, igual que algo tienen que ver en que el verde botella de las árgomas gane terreno al esperanza del pasto.

Allá en Vegamaor, donde el reloj hace un tiempo que se parece haber parado, una comitiva formada por yegua, mastín y pastor rompe la monotonía de la reseca vega en esta tarde de Julio en la que el sol cae a plomo y con saña sobre este recóndito rincón mientras que el siempre impertinente envite de la niebla ya hace un rato que ha doblegado los diques calizos de la garganta divina, inundando las profundidades bañadas por el Cares, igual que anega, hacia el norte, las tierras bajas de Onís  o de Cangas.

Uno, el que suscribe, junto con otra, a la que acompaña y quiere, dan buena cuenta de un lomo industrial de uno de esos gochos de los que antes algo dije, calmando la sed de sombra bajo el minúsculo alero de la troglodítica morada de aquel maestro anónimo y quesero. 


Antes de descargar los víveres para una semana, ata a la noble bestia a un endeble taco de seco castaño: seco por el sol y el tiempo, como siempre se secó la madera, cortado en menguante, como siempre se cortó la madera y subido a lomos de caballería, como siempre se subió la madera desde que se acabaron aquí los árboles, si es que alguien recuerda que algún día esto haya estado arbolado.

Abre la puerta y bebe dos vasos rasos de agua. No utiliza la llave, para qué quiere llave si jamás peslla*, que dice fiarse de la bondad de los habitantes este mundo demente, pese a que cuando llegó a las alturas este junio pasado, los víveres brillaran por su ausencia y la leña guardada hubiera sido por algún sinvergüenza quemada. Quién sepa desde donde ha de traer la leña este pastor, se dará cuenta de que quien se la haya quemado bien pudiera ser catalogado de sinvergüenza mayor o de cabrón avanzado, así, como suena.

Una vez dentro añade cuajo a la leche: de cabra, de vaca y de oveja, por supuesto, coge el tayuelu y se sienta bajo el quicio de la histórica puerta, desgastada ya la caliza de tanto abrirse paso el pastor hacia el calor del llar que oscurece las paredes unas veces, y que alumbra en las noches fugaces de verano las otras, aunque hoy lo que busque, en realidad, sea el frescor de la teja vana. 

Comienza la conversación. Y cuando comienza la conversación ya puede, amigo lector, hacerse a la idea de que de allí no se mueve nadie las dos horas siguientes...y cuando nos quisimos mover...cuando nos quisimos mover ya la niebla había ganado posiciones.

Volver hasta Belbín, en estas condiciones, sin más referencia visual que el leve esbozo de la senda ni más estímulo sonoro que los cencerros del ganado es, no se vaya usted a pensar, asunto de los que pueden llegar a asustar al más avezado.


He aquí una foto de una presuga, de un arniu y de un Gamoneu de un mes. Un Gamoneu del puertu, por supuesto.  Fotografía actual de una herramienta simple y ancestral, patentada por quién sabe quién, allá en tiempos pretéritos. 

Salú amigos.

VIVE LOS PICOS DE EUROPA,VISITA: www.yeasturias.com

*Gochu: cerdo / pesllar: asegurar con cerradura una puerta o ventana/ tastiar: saborear

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