lunes, 29 de julio de 2013

SENDA DEL CARES, PINCELADAS

La archiconocida y transitada senda del Cares, icono del senderismo en los Picos de Europa, pese a que peque de bulliciosa en determinadas fechas estivales, sigue siendo un autentico filón para todo amante de la historia de los Picos de Europa. Si te consigues abstraer de la humanización del terreno que vino, precisamente, de la mano de este aéreo sendero, conseguirás hacerte una idea, aunque tan solo sea vaga, de como la subsistencia durante siglos entre esta angosta garganta tuvo tintes de épica.

Otra obra, la del canal, el cual hay que tener presente que fue construido en la primera década del siglo pasado, unos 25 años antes que la senda (que  aunque a día de hoy parezca tener exclusivamente fines turísticos se construyó realmente para realizar el mantenimiento de este), vista con perspectiva histórica, puede catalogarse, sin vacilar, como titánica. En este caso el orden de los factores si que altera el producto.


Ahora, a toro pasado, todo el mundo tenemos asumido y aceptado que el canal está ahí, hemos nacido con canal...pero muchas veces, cuando camino por  la senda, no dejo de preguntarme como, antes de que todo existiera, al ingeniero de minas Valentín Valhourat, se le pudo ocurrir, en abstracto y con el progreso por bandera,  la otrora fantástica idea de aprovechar el desnivel existente entre Cain y Camarmeña para, desde aquí, precipitar el agua que habrá de mover las turbinas de la central eléctrica allá en Poncebos, salvando por el camino las mil y una dificultades derivadas de construir una obra  como la que todos conocemos.

Para tomar verdadera conciencia de lo que la realización de esta obra supuso es indispensable tener en cuenta el contexto histórico en que tuvo lugar, los medios mecánicos disponibles y las circunstancias físicas del terreno. Muchos años antes de que la Garganta del Cares se popularizara y se hiciera visible al gran público, cuando la memoria empieza a perderse entre la oscuridad de los siglos ya los lugareños la recorrían por vertiginosas y aéreas sendas prácticamente imperceptibles allá sobre el vacío.





Mirar a la Garganta del Cares con afán didáctico siempre te ayuda a ver las cosas de otra manera. La primera  fotografía que acompaña a esta entrada corresponde a un corto tramo de uno de los caminos primitivos que recorría antiguamente la garganta, es el escaleru de Culiembro. Las otras son fotografías de un paré situado cerca también de las ruinas de lo que algún día fue aldea estable: de Culiembro. El sarro añejo de este paré aparentemente utilizado como redil para las cabras es sinónimo de que contra la roca se hizo fuego una y otra vez. Quién sabe cuantas generaciones de pastores habrán dormido acurrucados aquí, aprovechando este  pequeño abrigo calizo. 

Y es que la vida no siempre fue tan benevolente con los humanos.  Quizás deberíamos plantearnos mas a menudo quienes fuimos, para poder aseverar quienes somos.

Un lugar con encanto e historia, la senda del Cares. VISITA www.yeasturias.com



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